Todo empezó en 2017, en la última semana de septiembre, yo tenía 30 años. Entre el domingo y lunes empecé a sentir un malestar en el testículo izquierdo, no le puse mucho cuidado, pensé que era por mi esfuerzo en el ejercicio. Luego el martes empezó a aumentar el dolor, el miércoles sentí que se inflamaba, jueves ya empezaba a crecer, lo mismo viernes y para el sábado ya era muy grande y con un dolor que no pasaba con medicamentos; así que fui al hospital.
Cuando entré a urgencias me aplicaron medicamento para el dolor el cual ayudó a que pasara ese malestar, por lo que se le hizo extraño al personal médico, si hubiese tenido dicha condición, es decir, cáncer testicular, tendría síntomas como mareos, dolor de estómago, dolor abdominal, entre otros. Incluso, algunas veces se llega también a sentir como si tuvieran apendicitis, o dolor en las piernas y cabeza; síntomas que yo no tenía, por lo que comenzaron a hacer varios estudios.
Durante esa semana, me hicieron como tres ecografías, pero en principio no encontraron nada alarmante. En las dos primeras no observaron problemas relevantes, hasta que en la tercera encontraron algo que pensaban que era un tumor. A partir de eso, me hicieron un examen que se llama alfafetoproteínico, eso fue el jueves. En los niveles normales de este examen, deben estar entre 0 a 10, yo los tenía en 1,200, lo que significaba que había presencia de un tumor.
Era en un hospital universitario y claro, había grupo de estudiantes de medicina. Me acuerdo de que el médico me dijo ‘usted tiene cáncer’, en ese momento el grupo de estudiantes me miraron y dijeron ‘uy’ entre risas. Yo quedé en shock, estaba solo porque sacaron a familia para darme la noticia.
Aquí hago un paréntesis, porque creo que todo el mundo debería saber que este tipo de cáncer se pude diagnosticar si todos los hombres se hacen exámenes por lo menos 2 veces al año, es decir, uno cada semestre. El examen alfafetoproteínico garantiza que, si hay un crecimiento anormal o algo extraño, lo detecta inmediatamente, así puedes ir al centro de salud. En mi opinión, el alfafetoproteínico debería ser parte de la prevención.
Continuando, luego de que me dieran la noticia de mi cáncer testicular, me hicieron una orquiectomía, o sea me quitaron el testículo izquierdo. Posteriormente hicieron una biopsia al tumor donde encontraron que era maligno, es decir que sí era cáncer; me hicieron otra vez el examen alfafetoproteínico donde encontraron que no habían bajado suficientemente los niveles, todavía los tenía en 100, que sigue siendo muy alto.
Así que me enviaron al oncólogo, quien indicó que tenía que hacerme quimioterapia, un proceso muy difícil, ya que fueron tres sesiones, que duraban de lunes a viernes de 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde cada una, inyectándome químico y dos refuerzos.
La primera sesión la tuve en Navidad, o sea mi Navidad fue en quimioterapia, para el año nuevo me tocó quitarme el pelo, porque se empezó a caer. Mi cumpleaños también estuve en quimioterapia, tuve mareos, no podía comer, vómitos, estreñimiento, dolores de cabeza, de huesos, de cuerpo, me fatigaba mucho, tenía que dormir muchísimo, me dolían los ojos, veía borroso y psicológicamente también es muy difícil. Después de esto, comencé a entender muchas cosas.
Con la quimioterapia quedaron efectos secundarios, por ejemplo, perdí parte del oído, tengo una alergia en la piel que a veces aparece. Me volví más sensible a muchas cosas en el cuerpo, es decir, si comes algún alimento puede que te caiga mal, soy más sensible a la gripa, tos, las enfermedades en general. De ahora en adelante tengo que cuidarme mucho más, tengo que estar en observación, haciéndome el autoexamen, cualquier cambio que tenga debo ir a una revisión médica inmediatamente, cada cuatro meses hacerme exámenes de sangre, ecografías, etc.
Empecé a investigar más sobre mi enfermedad y vi que es la segunda más frecuente que sufren los hombres a nivel mundial, la primera es el cáncer de próstata, pero el cáncer testicular tiene menos mortalidad de todas.
En la OMS y el Centro de Cancerología de Estados Unidos encontré muchos datos interesantes al respecto; podríamos entenderlo como un cáncer machista, porque a muchos hombres no les gusta que se les hable sobre estos temas, que se les toque su virilidad. Muchos creían que cuando el testículo se inflamaba era porque no tenían suficientes relaciones sexuales, otros no lo hablaban porque creían que tal vez sería una infección de transmisión sexual, incluso creían que eran menos varones.
Hay muchos mitos referentes al cáncer testicular y por esa razón es que nunca se hacen un autoexamen como si fuera malo tocarse a sí mismos o fuera en contra de su hombría. Además, muchos pacientes de cáncer testicular no hablaban del tema, se quedaban callados, lo enfrentaban casi solos, o mentían y terminan diciendo que tenían otro tipo de cáncer que el que padecían.
Aún no se ha descubierto exactamente de dónde proviene, pueden ser por muchas causas, ya sea que se produzca por un golpe, por radiación, sobre todo cuando tenemos el celular en el bolsillo, también se puede producir por una excesiva producción de testosterona. Lo único que podemos hacer por nuestra parte es el autoexamen.
¿Cómo se hace?
Es sencillo, con los dedos te palpas cada testículo, se puede hacer una vez a la semana, cuando te estés bañando. Si hay dolor o bultos o si el testículo no tiene su forma habitual, si está inflamado o si hay cambios repentinos en el escroto hay que acudir a una revisión médica de inmediato. También opino que se debería hacer el examen alfafetoproteínico una vez cada seis meses o una vez al año, porque ayudaría a identificar si algún tumor estar creciendo.
Una cosa para tener presente es que todo cuerpo es diferente, desarrollamos la enfermedad de diferente forma, en algunos se demora generarse, en otros, como en mi caso, es muy rápido, casi que fue en una semana donde se desarrolló todo el tumor y sin dolor, hay gente que sufre molestias muy fuertes o se presentan otros síntomas.
Para reflexionar
Algo importante para comentar es que no está mal tener un testículo, se puede tener vida sexual, la función reproductiva es igual, no vas a terminar siendo impotente. Muchos de los hombres que han muerto por cáncer testicular fue porque decidieron no hacer la cirugía porque sentían que su cuerpo, deseo sexual y fertilidad iban a cambiar. La cirugía debe hacerse lo antes posible porque puede afectar también a otros órganos
Algo que recomiendo es no tenerle miedo a la palabra “cáncer” que mucha gente asocia con muerte y no es así, es una enfermedad, con un proceso difícil, y es necesario entender que a veces son lecciones de vida, o por lo menos yo lo veo así, como aprendizajes. Creo que ayuda a madurar más como persona, a disfrutar de las pequeñas cosas como comer, el estar en familia, para mí eso es lo bueno. Por algo a veces pasan las cosas, digo yo.
Esta enfermedad no discrimina entre clases sociales ni ricos, ni pobres, le puede dar a cualquier, de cualquier condición, raza o preferencia sexual, si no se pones cuidado y atención al cuerpo te puedes enfermar.
Mi invitación es a cuidarse, si uno tiene deberes, el más grande es con el cuerpo. Uno debería palparse y tocarse todas las partes del cuerpo que sean muy sensibles e ir a una cita médica cuando sea necesario.
Por ejemplo, en las mujeres, deberían hacerse el autoexamen de mamas para poder identificar cualquier anomalía, los hombres también deberíamos hacernos el examen de cáncer de próstata, todo eso se puede hacer si somos juicios y comprometidos con nuestros cuerpos, lo cuidamos y somos responsables.
La vida te cambia, sí, es un proceso de maduración, y fue ahí que entendí que la edad no es sinónimo de madurez, sino las cosas que te pasan en la vida y te hacen crecer, te hacen diferente, más fuerte, como también si no aprendes puede hacerse más débil.
― Lidier Sierra, 33 años.
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