top of page

La conexión entre la mente y el deseo: mi historia de salud mental y sexual.

  • Foto del escritor: Mi Cuerpo/Min Krop
    Mi Cuerpo/Min Krop
  • 8 may
  • 3 Min. de lectura

Durante toda mi vida fui una persona ansiosa, las tareas de clases, las relaciones sociales, hacer algo mal, hacer algo bien, cada cosa me generaba una cantidad de estrés que difícilmente podía controlar. Cada que me enfrentaba a una situación desconocida me sudaban mucho las manos, sentía como mi cabeza pensaba sin parar y regularmente lloraba y me sentía acorralada (ahora sé que son síntomas).  


Tanto mi familia como yo lo normalizamos diciendo que “así era yo”, “es su forma de ser”, pero no como aceptación sino como critica, para todos yo debía aprender a controlar esa ansiedad, y era difícil porque mi cuerpo respondía solo. 


Soñaba una vida normal. Mi mente pensó que siendo la mejor en todo acabaría con esa anormalidad en mí. Pero, mi mente no contaba con que mi cuerpo tendría limites, el agotamiento fue excesivo, me sentía sola e insuficiente y cada día sentía que no valía la pena seguir día a día sobreviviendo al abismo en el que me sentía. 


No fue hasta que llegaron las crisis de ansiedad y ataques de pánico que pude reconocer que no estaba bien y debía buscar ayuda, ya había dejado atrás cosas que antes disfrutaba como la intimidad, el sexo, la lectura. Cada día mi autoestima bajaba más porque me sentía insuficiente y buscar ayuda me salvo la vida. 


Mi psicólogo me derivo al psiquiatra quien me diagnostico un Trastorno mixto de Ansiedad Generalizada y Depresión, químicamente mi cuerpo estaba mal pero mi mente estaba peor. El proceso para recuperar mi estabilidad mental también fue un proceso para conocerme, no bastaba con tomar antidepresivos sino también una terapia que me enseñaba a gestionar lo que sentía y como me percibía. 


Me gustaría centrarme en cómo parte de mi tratamiento me afectó en cuanto a mi sexualidad tanto de manera positiva como negativa. Los antidepresivos traen consigo efectos secundarios que también afectan tu vida diaria. En mi caso, me daba sed excesiva, me dolía la cabeza regularmente y disminuyo mi deseo sexual y la respuesta física.  


Mi trastorno de ansiedad hizo que mi deseo sexual disminuyera por el cansancio que me generaba, y el tratamiento a ese problema también me causo disminución en el deseo sexual. Eso afectó mucho mis relaciones porque si bien me sentía mejor, seguía sin sentirme normal.  

Algunas potenciales parejas no comprendían cómo era posible que me gustarán pero que no sintiera deseo sexual o que no me hiciera falta el sexo, muchas veces incluso cedía a tener relaciones porque eso era lo que se esperaba y por ello decidí estar soltera mucho tiempo, no quería verme presionada en estas situaciones. Afortunadamente meses después cambié de psiquiatra y psicóloga, y estas me preguntaron directamente “¿cómo vas con la libido?”, me sorprendí porque me daba vergüenza hablar de esos problemas, erróneamente pensé que no eran tan importantes.  


Hablar de ello y visibilizarlo ayudó a que mis doctoras me explicarán que, si bien era normal tener efectos secundarios sexuales, también era normal modificar tu tratamiento para que estos efectos disminuyan o se vayan. 


Realmente pensé que mientras esto sucedía no tendría una pareja ¿Quién aguantaría una pareja así? Hasta que llegó mi novio, él me entendió y me acompañó en el proceso, me hizo entender que lo normal en una persona o una relación no existe, hay muchas maneras de vivir tu sexualidad sin necesidad de tener sexo. La intimidad va mucho más allá de lo que nos enseña el mundo exterior, y cuidar de ti es un acto valiente. 


Mi tratamiento se ajustó mucho tiempo después, y en ese proceso conocí nuevas partes de mí y construí tanto conmigo misma como con mi pareja una relación de respeto y comprensión. Entre las cosas que más resalto de este proceso es aprender a escuchar tu cuerpo, si no quieres algo siempre podrás negarte no importa si tu pareja o la sociedad espera otra cosa, no tener sexo está bien, sea por un tratamiento médico o porque simplemente no se te antoja. Igualmente, visibilizar problemas sexuales es importante, nadie debe juzgarte por ello, es un derecho porque hace parte de tu salud.  


Finalmente, creo que la mayor enseñanza es que no es necesario sacrificar tu sexualidad y el placer, pero tampoco debes sentirte presionada a vivir una sexualidad diferente a la que quieres (o necesitas, como en mi caso). El respeto hacia nuestras parejas y los otros es esencial y la comunicación es la única vía para visibilizar lo que queremos y lo que necesitamos.  



 
 
 

Comments


ESCRÍBENOS, estamos para apoyarte

¡Gracias por tu mensaje!

Si quieres instaurar un PQRS o felicitación, oprime en el siguiente botón.

bottom of page