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Foto del escritorMi Cuerpo/Min Krop

Usar o no usar un método también es mi derecho


Desde muy joven supe que las decisiones sobre mi cuerpo y sobre mi maternidad es algo que sólo me toca a mí, que nadie más puede ni opinar ni tomar parte sobre mis decisiones. Aunque sí apoyarlas y acompañarlas. También muy joven supe que no quería ser madre, nunca, y supe que eso estaba bien, al igual que cuando alguien decide que sí quiere ser madre.


Y aunque siempre he tenido claro que la anticoncepción no sólo es responsabilidad del cuerpo que gesta, sino también de la pareja sexual, desde entonces me he tomado muy enserio las acciones para no ser madre, pero sí disfrutar de mi sexualidad.


Ojo, que nunca me olvidé de que además de cuidarme de un embarazo no deseado, también tenía que protegerme de alguna ITS.


He sido privilegiada al siempre estar en contextos donde no se vulneren mis derechos sexuales, sin embargo, hace algunos años viví una situación que me hizo reflexionar sobre las violencias que se viven en el sistema de salud pública.


Decidí usar el implante subdérmico como un método de planificación a largo plazo, aunque tenía claro que nuestro cuerpo puede tardar algunos meses en acoplarse a las hormonas de los métodos anticonceptivos, pasaban y pasaban los meses y los efectos secundarios que me causaba el implante iban de mal en peor…

Desde ese momento supe que este método no era para mí,


pues en Mi Cuerpo/Min Krop aprendí que los métodos anticonceptivos son para disfrutar de nuestra sexualidad y no tenemos que aguantar métodos que nos hagan sufrir.

Así que decidí quitarme el implante subdérmico y probar con otro método, pues cada cuerpo reacciona de manera distinta a cada método y no necesariamente el que le cae bien a mi hermana, me sirve a mi…


Cuando fui a la clínica donde me lo pusieron, expliqué a la enfermera en la recepción que no iba a revisión anual de mi implante, sino a retirármelo, pues los efectos secundarios eran muy fuertes, por mencionar algunos: resequedad vaginal, disminución de la libido, ansiedad e infecciones vaginales constantemente porque se alteró mucho el pH de mi flujo vaginal, ella inmediatamente me dijo:

“Eso no lo decides tú, tienes que pasar con la ginecóloga y ella decide si te lo quita o no, debes sentirte privilegiada de poder tener un método, no deberías quitártelo, pero a ver qué te dice la doctora”


Me congeló su respuesta, y no dije nada, me fui a la sala de espera y mientras aproveché para desahogarme con mi amiga por Whatsapp contándole lo impactada que estaba por lo que me había dicho la enfermera.

Mi amiga sólo me dio un consejo “dile que quieres embarazarte ya, verás que rápido te lo quita”


Me tocó mi turno y entré al consultorio

-Hola, ¿vienes a revisión de tu implante?  – me dijo la ginecóloga

-No, vengo a retirármelo

En ese momento me volteó a ver con una mirada de furia y me preguntó:

- ¿por qué te lo quieres quitar?

Su mirada me hizo dudar de si decirle la verdad o si seguir el consejo de mi amiga, así que rápido respondí:

-Doctora, me da pena, sé que apenas hace un año me lo puse, pero la verdad es que ya quiero ser mamá

Rápidamente cambió su semblante, con una gran sonrisa dijo: “bendito sea Dios” y fue a preparar todo lo necesario para retirármelo.

 

Yo me fui de esa clínica impactada y pensando en que a pesar de que la lucha por los derechos sexuales y reproductivos de las personas gestantes ha logrado muchas cosas en los últimas décadas, aunque haya cada vez más información, aunque el personal de salud esté más capacitado y haya carteles y campañas que nos recuerden

“Mi cuerpo mi decisión",

las personas y en específico las personas gestantes seguimos encontrándonos cotidianamente con la vulneración a nuestro derecho a decidir, y aunque lo que me sucedió a mi es algo mínimo en comparación a lo que viven otras personas en diferentes partes del mundo, creo que nadie debería luchar para que se hagan valer sus derechos o simplemente se respeten las decisiones sobre su propio cuerpo.


Cuento esto con un único objetivo: recordarles que, cada persona puede decidir sobre su propio cuerpo. Y que usar un método anticonceptivo, dejar de usarlo o cambiarlo, es nuestra decisión y no del personal de salud o de alguien más.

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