Son bien conocidos algunos de los síntomas del alcoholismo. Sabemos que perjudica la salud. Sabemos que es una adicción. Pero ¿estamos conscientes de que el alcoholismo afecta a todas las clases sociales, a todos los géneros y a todas las edades? Al principio puede manifestarse de manera muy sutil, lo cual dificulta el reconocimiento del problema.
Mientras algunas personas incumplen sus responsabilidades laborales y acuerdos con sus familiares, otras son capaces de llevar su vida más o menos normal. Esto se debe a que la enfermedad pasa por etapas.
Existen 4 etapas, pero el avance varía en velocidad y es importante notar que no todas las personas llegan a la etapa crónica necesariamente. Las 4 etapas generales son los siguientes:
1. La etapa pre-alcohólica: El consumo va aumentando de lo ocasional (en las fiestas o reuniones familiares) al consumo constante (solo porque sí) y sube la tolerancia poco a poco, lo cual significa que debe tomar más para sentir los mismos efectos.
2. La etapa agravante también llamado prodrómica, donde el consumo progresa a ser una necesidad por la cual la persona se preocupa bastante y constantemente. Puede que tome a escondidas o puede que la familia note el cambio en su forma de beber, pero la persona evita el tema y no le gusta que le hablen del alcohol, ya que siente que tiene un problema con la bebida, pero no lo quiere admitir. Las primeras lagunas mentales ocurren.
3. La fase crítica: La persona ya no puede controlar su consumo. Cuando empieza a beber no puede parar, y le afecta su vida laboral, social, familiar. Se autoengaña y puede tener una sensación de falso control. Las primeras consecuencias en la salud aparecen.
4. La etapa crónica, en la cual aparece el síntoma de abstinencia, haciendo que el estado de ebriedad sea casi perpetuo. El síntoma de abstinencia se caracteriza por reacciones fuertes al no beber alcohol. Suele empezar al redor de 8 horas después del último trago y se manifiesta en reacciones mentales como la ansiedad, depresión, fatiga, irritabilidad, pesadillas, alteraciones de estado de ánimo y no poder pensar con claridad. También puede haber reacciones físicas como temblores, sudoración, náuseas, vómitos, insomnio y dolor de cabeza. En esta etapa, los daños a la salud son bastante avanzados y hay problemas en todos los aspectos de la vida.
Otro aspecto importante del alcoholismo es la cantidad de familiares - hijos e hijas, madres y padres, parejas y amistades – quienes se afectan y sufren por el alcoholismo de un ser querido. Puede ser muy doloroso, no solo por la preocupación que trae ver el deterioro de la salud, sino también aguantar los conflictos y la inestabilidad psicológica que conlleva el alcoholismo. A menudo una persona en estado de embriaguez puede parecer otra, siendo más inestable emocionalmente.
La ebriedad afecta de manera diferente a las personas, por lo tanto, no todos los familiares de personas con alcoholismo tienen la misma experiencia. La experiencia también varía según la fase del alcoholismo en la cual se encuentra su familiar.
Es normal que sientas angustia. Tal vez te preocupas por la seguridad económica, social o física del resto de la familia o de tu persona, y te resulta difícil relajarte o confiar en otras personas. Muchas veces, crecer en un entorno de alcoholismo o adicción de alguna sustancia hace que te alejes de tu familiar, guardándote tus necesidades y sentimientos, y al mismo tiempo manteniendo secreto el problema, ocultando cómo es la vida en casa.
Tal vez empiezas a desempeñar tareas propias de personas adultas, o llevas un comportamiento de una persona adulta antes de tiempo. Tal vez faltas a clase y tienes problemas en el colegio. Como hijo o hija de una persona que vive con alcoholismo, puede que desarrolles depresión y ansiedad. No es raro que tengas reacciones fuertes, pero sí es importante que tengas claro que no es tu culpa y no es tu responsabilidad solucionar el alcoholismo de esa persona.
El alcoholismo es una enfermedad, ni los hijos ni las hijas son la causa de que una persona tenga un problema de abuso de sustancias.
¿Qué puedes hacer? Necesitas - y mereces - aliviarte de la carga que es tener alcoholismo en la familia. Abrirte a tus amistades cercanas y también a una persona adulta de confianza puede aliviar la soledad y el aislamiento que se puede sentir al pasar por esta situación. Si no te sientes con seguridad en tu casa o hay otros problemas concretos con relación al alcoholismo, una persona adulta de confianza puede guiarte en cómo salir de esta situación.
Existen también grupos de apoyo con recursos y conocimientos del proceso por la cual pasa la familia de una persona que vive en alcoholismo. Informarte y aprender de las experiencias de otras personas puede ayudar a que te sientas con mejor preparación para apoyar al ser querido cuando esté en el momento de buscar ayuda, si es algo que deseas hacer. Aunque las intervenciones tienen más éxito en las primeras fases, la negación del comienzo de una adicción por parte de la persona, combinado con la normalización del consumo de alcohol en nuestra sociedad, dificulta a veces la intervención.
Además, es importante saber que solamente la persona que bebe puede tomar la decisión de dejar de beber. El camino hacia la recuperación es larga y complicada. Las adicciones deben ser monitoreadas toda la vida y debe haber apoyo continuo.
A nivel emocional, puedes construir buenos hábitos. Los hábitos emocionales que hayas construido al convivir con una persona con alcoholismo, de guardarte tus sentimientos y evitar hablar muchas veces te han servido de supervivencia en los momentos difíciles, pero a largo plazo te pueden hacer más mal que bien.
Es importante saber comunicar tus emociones ya que hace parte de formar relaciones saludables en el futuro. Además, hay que ser consciente de que hay un riesgo aumentado de desarrollar alcoholismo en el futuro para hijos e hijas de una persona con alcoholismo.
Por lo tanto, puede ser buena idea prevenir esto a través de grupos de apoyo y/o terapias para aprender a lidiar con los problemas de la vida de la forma más saludable.
Aquí te dejamos unas líneas gratuitas de apoyo en salud mental en Colombia:
· 192, opción 4
· Línea 106
· Chatea por WA 3007548933
· ICBF 141
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· 310-2865684
· 01 8000 110 900
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