Actualmente, según la Organización Panamericana de la Salud “el suicidio es un problema de salud pública importante, pero a menudo descuidado, rodeado de estigmas, mitos y tabúes”. La sociedad o las personas te hacen pensar que es un tema del cual debemos escandalizarnos y como si fuera poco, es intocable, es así como a menudo es descuidado.
El suicidio no distingue clases, afecta por igual en la niñez, juventud o adultez. No es un tema de cobardía, no se trata simplemente de juzgar a las personas que padecen depresión u otro tipo de enfermedad mental, tales como; trastornos de alimentación, de la personalidad, la ansiedad, la bipolaridad, la esquizofrenia etc. Que pueden ocasionar dolor e ideas negativas que también tienen incidencia.
Por estadística, todos y todas hemos estado cerca, o vamos a estar familiarizados con personas que han tenido o tendrán algún pensamiento suicida por diferentes razones, por ejemplo; tener que soportar la perdida de una amistad, un familiar o una persona cercana a su círculo social. Según la OMS “Hay un suicidio cada 40 segundos en el mundo y es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 20 años”.
Y es que nos damos cuenta de que a menudo no se habla, a veces se ignora o no se atiende y puede haber personas que sienten que no tienen soluciones por falta de importancia o quizás descuido.
Así es como, personalmente, pienso que hablar del suicidio, no significa que se pongan ideas en la cabeza de las demás personas, tampoco que se incite a cometerlo. Al contrario, se debe tener en cuenta que la gran mayoría de personas que contemplan el suicidio, no saben con quién hablarlo, ¿y por qué? Porque simplemente no se habla del tema. Hablar abiertamente de la salud mental puede abrir opciones y espacios seguros en donde las personas quizás puedan tener la oportunidad de pedir ayuda sin ser juzgadas, sin miedo al rechazo, sin miedo a los juicios morales. También puede dar señales claras con las que se pueda prevenir.
Creo fiel y firmemente que es necesario romper el silencio, dejar a un lado los estigmas y los tabúes, ya que hablando abiertamente de los temas que nos incomodan, se pueden generar soluciones. En el momento que se crea el espacio de habla, se comparte, se ríe, se llora, se escucha. La carga ya no es individual, ya hay más personas “ayudando a cargar ese dolor” o más bien, cooperando de forma empática a sobrellevarlo.
Cuando se habla de salud mental, aquel monstruo pierde fuerza, hablar es el primer paso de un camino de sanación.
¿Qué implica en que una persona decida o no suicidarse? Para cada persona es distinto, yo hablaré desde el dolor emocional. Resulta que el dolor emocional se acumula. Cada persona tiene una capacidad de soportar el dolor tanto físico como emocional, y este último puede ser algo como una ruptura, pérdida de un empleo, de un familiar, entre otras situaciones. Pero, un día todos esos dolores se acumulan por diferentes circunstancias de la vida y es ahí donde se llega al pico de dolor emocional más alto, cuando se junta todo es cuando muchas personas dicen “no puedo continuar, no veo salida”.
Otra cosa por añadir en cuanto a los mitos y todas las creencias que giran en torno de este tema, es que las personas querían morir. Pero, en muchos casos no quieren morir realmente, no querían. Querían dejar de sentir dolor, pero no lograron encontrar otra alternativa. Por eso es importante poder brindar todas las ayudas y herramientas posibles.
A veces la conducta de las personas que están pensando en acabar con su vida, cambia. Tienden a comer más o no comer, duermen más o menos, pierden el interés en las actividades que usualmente captaban su atención, tienen poca energía para levantarse de la cama y muchas veces viene acompañado de la ansiedad o diferentes comportamientos. Cuando se juntan muchas situaciones que nos causan angustia, otras enfermedades mentales, y demás, y no encontramos esa ayuda que necesitamos, nos puede llevar a tomar malas decisiones.
Pero no se puede olvidar que muchas personas que presentan trastornos mentales no están afectadas por conductas suicidas.
A menudo no se cuenta con las herramientas para ayudar a los demás, pero, hay cosas que podemos hacer para ayudar; acompañar, escuchar, validar su dolor, explicar que muchas personas pasan por la misma situación, que incluso hemos estado en esa posición en algún momento, que es difícil, pero es válido sentir dolor, es válido que el pensamiento de suicidio exista y se manifieste, pero, teniendo en cuenta que una cosa es pensarlo y otra realizarlo, se pueden encontrar alternativas de solución y ayuda profesional. Primero que todo, acudiendo a un profesional en psicología y a un profesional en psiquiatría. También hay otros lugares que nos pueden brindar ayuda, como la familia, las amistades, las fundaciones o experimentando nuevas actividades que ayuden a transformar el dolor.
Hay muchas formas de buscar ayuda, y hay muchas personas dispuestas a ayudarnos.
Por último y no menos importante, si la persona que lee este texto en algún momento de su vida ha tenido o tiene pensamientos suicidas, si justo ahora piensa que no existen alternativas y afrontas una crisis, recomiendo darle tiempo al dolor porque al fin y al cabo por más difícil que parezca, es temporal, va a pasar, no se debe tomar una decisión permanente a algo que puede ser temporal. Hoy en día existen muchos canales de ayuda en línea y gracias a la pandemia, están al alcance de todos y todas, lo mejor de todo es que no tienen costo, es decir se puede emplear las líneas de apoyo psicológico en cualquier momento y recibir ayuda.
También tenemos la posibilidad de ayudar a las personas, tenemos la posibilidad de tener empatía, no juzgar y conectar; escuchar verdaderamente, acompañar sin importar su género, para que sientan ese apoyo, porque la vida es un constante sube y baja. Hay días grises y otros muy coloridos, sin embargo, hay que apreciarlos a ambos, el dolor es parte de nuestro cuerpo, el cambio sucede cuando aceptas ayuda procedente de otras personas y cuando recuerdas que el cambio siempre empieza por nosotros mismos.
― Claudia Fernanda Meneses
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