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  • Foto del escritorMi Cuerpo/Min Krop

¡Y sí, en mi cuerpo y en mi vida, decido yo!

Actualizado: 7 ago

Hace unos días leí un post en Instagram que decía "No tengo que pedirles permiso a mis papás para hacerme algo en el cuerpo (perforaciones, tatuajes o pintar el cabello) ellos no son dueños de mi cuerpo"


Corazones

Lo primero que se me vino a la mente fue el recuerdo de mi adolescencia y parte de mi niñez. He tenido la gran fortuna de tener una madre que me educó a mí y a mis hermanos con mucha autonomía, pero sobre todo mucha responsabilidad. Aunque a mi padre sí le hubiera encantado que le pidiéramos permiso, (obvio nos diría que no y seguramente hubiéramos hecho muchas cosas a escondidas que podrían haber puesto en peligro nuestra salud o nuestra vida). Digamos que mi padre y mi madre eran como una balanza un poquito equilibrada.


Niña sacando la lengua

Cuando yo era niña, al ser la única mujer entre mis hermanos, mis padres soñaban con verme siempre con vestidos y con un corte de cabello “muy de niña” y así tengo muchas fotografías, pero los recuerdos más viejos que tengo son de mi madre siendo muy relajada respecto a la forma en la que me quería vestir. Mi padre, por el contrario, trató de resistir varios años más cortándome el cabello como a él le parecía lindo y comprándome ropa que a mí me parecía horrible, claro que a eso de los 11 o 12 años ¡Me rebelé contra su extraño sentido de la moda juvenil! Lo recuerdo incluso ahora con gracia, a mis 17 años, él haciéndome sugerencias de ropa en una tienda y yo mirándolo feo como diciendo “¡¿cómo se te ocurre?!”.


Pero definitivamente en lo que más me hizo pensar ese post de Instagram fue esa autonomía y ganas de explorar mi identidad que mi mamá fortaleció y acompañó desde muy temprana edad. No la recuerdo sugiriéndome ropa, colores o cortes de cabello. Cuando yo tenía 13 años, me quería cortar el fleco (capul como le dicen en Colombia) y ella me llevó al salón de belleza, aun sabiendo que saldría de ahí escondiéndolo con un pasador porque no me gustó.

La verdad es que sólo lo hice por moda y el gusto me duró... ¡Nada! Porque nunca lo mostré.
Adolescente con camisa con calavera

Otro gran recuerdo fue cuando me quería hacer perforaciones. A los 14 me quería perforar la oreja, se lo dije a ella y me dijo que mi papá me regañaría pero que, podíamos acostumbrarlo a verme con unos piercings falsos... ¡Que ella me compró! Meses después ella me acompañó a hacer la perforación real. Ahora agradezco que me haya acompañado, porque seguramente terminaría haciéndolo en un lugar insalubre. Lo mismo pasó con el septum de la nariz. Claro que le costaba discusiones con mi papá como cuando me corté el cabello de un lado o cuando me hice dreadlocks. Le decía cosas como "déjala, es joven, ya se le va a pasar" y sí, se me pasó. Ella tal vez tenía muy claro, que estaba descubriendo mi identidad.


Cuando cumplí 18 años me hice mi primer tatuaje y ella respondió diciendo:

"yo les eduqué como pensé que es correcto, con valores y principios, ahora ustedes son unas personas adultas e independientes. Lo único que espero es que sepan tomar decisiones y hacerse responsables de las consecuencias de sus actos"

Esas palabras se han quedado muy marcadas en mi vida y más que resonar dentro de mi cuando me voy a hacer una perforación o tatuaje, resuena en momentos muy importantes, por ejemplo; cuando debo tomar decisiones trascendentales. Ahora cada que llego con un tatuaje nuevo me dice cosas como "estas bien loca" con una sonrisa en la cara.


Mientras escribo esto, pienso en todas las personas que no han tenido la misma experiencia que yo, que por el contrario sus padres, madres o cuidadores les han educado de una manera más estricta y me parece un poco increíble, porque muchas veces me quejé de que mi mamá o papá no me daban permiso para tal o cual cosa; claro, no hay una sola experiencia de familia ni educación. Pero justamente después de ver ese post de IG encontré varios videos en Tiktok sobre personas que contaban de manera graciosa como sus familiares les regañaban por tatuarse, por cortarse el cabello o simplemente por vestirse de una forma determinada. Claro que el papel de nuestra familia es educarnos y llevarnos por ese camino correcto para que nos vaya bien en la vida, pero me parece increíble, porque justamente muchas de estas personas que vi en TikTok eran mayores de edad, muy mayores.


Para nada quiero que este relato termine con una reflexión ¡Haz lo que quieras sin darle explicaciones a nadie! ¡Para nada!


Chica con tatuaje en la pierna

Quisiera llevar más bien esta reflexión a que somos personas independientes y autónomas, que debemos decidir sobre nuestro cuerpo, nuestra vida y tomar decisiones pensadas, informadas y responsables, o incluso acompañadas, pero nunca obligadas. Antes de pensar en lo genial que sería hacer tal o cual cosa, pensar en las consecuencias que puede tener ya sea en la vida en general, en nuestra salud o incluso en otras personas; si estamos dispuestas o dispuestos a afrontarlas, o bien, cómo podríamos en dado caso solucionar esas consecuencias.


Por ejemplo, cuando un día decidí que entraría a estudiar una maestría, fui aceptada y estuve estudiando por un mes, mes en el que me di cuenta de que era algo que no me gustaba y no me hacía feliz. Aunque en el tema económico obtuve una parte de apoyo de mi familia, otra parte corrió por mi cuenta, sabía que no sería fácil tomar la decisión ¿seguir o abandonarla? Tampoco sería fácil decírselo a mi familia… pero decidí abandonarla y continuar otro camino, porque primero pensé en los beneficios que traía a mi vida esta nueva decisión.


Para mí, ser una adolescente que decidía sobre su cuerpo libremente en cosas tan sencillas como en la ropa, el corte de cabello, perforaciones o incluso en cosas que llevan más responsabilidad como un tatuaje...

Ha sido fundamental para construir muchos otros procesos de mi vida.

Como saber que sobre mi cuerpo decido yo en temas de sexualidad, como para poder tomar decisiones responsables en cuanto a mis estudios o mi trabajo, en mi vida en general.


Sé que las cosas no son tan sencillas como para decir “Desde hoy no dejaré que mi familia me regañe por hacerme una perforación” pero sí es importante comenzar a tener autonomía sobre nuestros cuerpos, demostrando también que somos personas responsables y capaces de tomar buenas decisiones.


Norí Elizondo

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