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Rompiendo el silencio: La voz de un padre

Foto del escritor: Mi Cuerpo/Min KropMi Cuerpo/Min Krop

Por diversas situaciones, me convertí en papá soltero cuando mi hijo tenía apenas 1 año, y en ese momento todo en mi vida cambió, a pesar de que ya era papá de dos pequeñas, esta vez era distinto porque el niño estaría únicamente conmigo. 


En ese momento tenía diferentes problemas: económicos, emocionales, laborales y el único lugar en donde conseguí ayuda fue en la fe que tuve de que todo estaría mejor, así que comencé a encontrar trabajos en los que podía llevar a mi hijo, algunas veces lo mantenía a mi lado en su portabebés y otras veces las personas que me contrataban me ayudaban a cuidarlo en lo que yo terminaba mis actividades, pero todo el tiempo estaba pendiente de que estuviera ahí y que estuviera bien.  


Un poco después, un trabajo fijo fue la manera de salir adelante, pero eso significó que tenía que dejar a mi pequeño hijo al cuidado de otra persona. Alguien que conocí y me dio confianza se comenzó a hacer cargo de él mientras yo trabajaba, siempre le llamaba para saber cómo estaba y todo bien, pero un día comencé a presentir algo, sin saber con exactitud qué. Así mis llamadas comenzaron a ser más frecuentes, pero no me sentía tranquilo con la idea de que mi hijo ya no estaba con una sola persona, sino con conocidos o familiares de la persona a la que yo le pagaba para sus cuidados; fue una situación que no me agradó así que tuve que buscar a otra persona para que lo cuidara.  


Y encontré a alguien que se volvió de gran apoyo, mi hijo estaba seguro, con cierta estabilidad, yo podía trabajar sin preocuparme, pero siempre al pendiente. Sin embargo, esta persona notó cosas en mi hijo que yo no notaba por estar trabajando, los juegos o acercamientos que el niño buscaba llamarón la atención de quien en ese momento lo cuidaba, así que habló conmigo y ahí todo se me derrumbó.  


Mis presentimientos con la cuidadora anterior no se habían equivocado, mi hijo sufrió de ASI (Abuso Sexual Infantil) y ahí estaba yo, nuevamente sin saber ¿Qué hacer? ¿a quién contarle? o ¿en dónde pedir ayuda? Sentí mucho coraje, e impotencia de no poder hacer nada por mi propia mano, me sentí muy triste e incluso culpable. La persona que se dio cuenta de todo, me brindo su ayuda si era necesario denunciar, incluso me recomendó ir a un lugar experto en atención psicológica para estos casos.  

Comencé a preguntarle a mi hijo todos los detalles de lo sucedido, yo estaba desesperado y quería saberlo todo, pero mi hijo tenía apenas 3 años y se paralizaba completamente cuando yo lo interrogaba, afortunadamente seguí la recomendación de ir a la atención psicológica y ahí aprendí que no debemos abrumar a los menores con tantas preguntas de lo sucedido, que obtener la información es un proceso para el que se requiere mucha paciencia y amor.  


Tenemos ya tres años en el proceso psicológico, mi hijo está desarrollándose plenamente, es muy alegre, disfruta la escuela, tiene muy buenas calificaciones y es ahí donde encuentro mi tranquilidad nuevamente, al verlo, me doy cuenta de que lo estoy haciendo bien. Nuestra relación es muy fuerte, nos platicamos todo, a pesar del trabajo procuro estar siempre con él, me entristece cuando estoy todo el día trabajando y no lo veo. Siento que tengo que involucrarme mucho con él, académicamente, sus amistades, sus valores, hasta que él tome sus decisiones de adulto. Siempre estaré ahí para él. 


Muchas veces me siento mal, desesperado por todo el tiempo que pasa y lo largo del proceso, es difícil acordarme de lo que paso y que aún no haya justicia.  

Sé que el dinero es muy necesario, pero hay que poner una balanza entre el dinero y nuestros hijos, a todos los padres les puedo recomendar cuidar mucho a sus hijos e hijas, estén atentos a todo, tengan más cuidado con quienes les dejan y sobre todo poner atención en sus cambios de comportamiento, juegos, emociones, etc.  

A los padres que están pasando por esto: busquen ayuda profesional, no le platiquen a cualquiera lo que sucedió para evitar poner en riesgo la privacidad de la familia y de las y los menores, no se queden callados y pongan atención a los detalles, a pesar del trabajo y sus actividades, no tengan miedo de preguntar y pedir ayuda, hay que ser pacientes para no desesperarse en el proceso.  


-Anónimo

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