Trabajo como auxiliar operativo en Corazones Mágicos, donde los jueves me uno a un grupo de talleristas para impartir pláticas sobre prevención y detección de violencia sexual infantil. Nuestro enfoque está en sensibilizar y educar a NNA (niños, niñas y adolescentes) sobre este tema tan delicado, brindando información crucial en las escuelas.
Me uní a Corazones Mágicos a finales de 2020 como parte de mi servicio social y desde entonces he continuado colaborando con este increíble equipo, ya que ha sido una experiencia profundamente enriquecedora. Trabajamos con estudiantes de entre 5 y 17 años en escuelas públicas y privadas, donde hemos logrado un impacto significativo. Tan sólo en lo que va del año, Corazones Mágicos ha atendido a más de 2,500 niñas y niños, lo cual refleja el alcance de nuestra labor.

En cuanto a mi formación académica, estudié mercadotecnia y actualmente estoy estudiando psicología. Esto me permite aportar de manera más integral a la misión de Corazones Mágicos, combinando mis conocimientos con la experiencia que he adquirido en el campo.
Trabajar en la prevención de la violencia sexual infantil ha sido una montaña rusa de emociones. Por un lado, me ha tocado ver situaciones muy complicadas y dolorosas, pero también, mi trabajo me ha permitido conectar con NNA. Impresiona ver cómo a pesar de los retos, siempre tienen la disposición de aprender y protegerse, y eso me inspira muchísimo.
Lo que más me ha gustado de esta experiencia es poder hablar abiertamente con las y los alumnos sobre temas que muchas veces se sienten incómodos o difíciles de tocar. Temas de Educación Sexual Integral, por ejemplo, límites, partes privadas y públicas del cuerpo, las emociones y su relación con las sensaciones y cómo decir "no" cuando algo no se siente bien. Dando las herramientas para que NNA puedan enfrentar situaciones de riesgo, y también para que puedan ayudar a sus amigos o familiares si lo necesitan.

Es importante que las personas adultas se animen a hablar de sexualidad y prevención de una manera abierta y natural. Mi consejo es comenzar desde temprana edad, usando un lenguaje claro y adaptado a la comprensión de niños, niñas y adolescentes. No hay que esperar a que surja una situación difícil; es mejor abordar estos temas como parte de la educación diaria, lo que genera confianza y facilita que los menores acudan a sus personas de confianza cuando tengan dudas o enfrenten algún riesgo. Además, es vital que las personas adultas se informen y se preparen para estas conversaciones, porque cuanto más seguros se sientan, más natural será hablarlo. ¡El conocimiento es una herramienta que protege! Otro consejo básico es enseñar a las y los niños a nombrar las partes de nuestro cuerpo por su nombre y sin miedo, burla o malestar.
Saber que tienen el derecho de protegerse y que hay personas a su alrededor dispuestas a escuchar y apoyar es algo súper poderoso. Cada vez que veo a alguien aplicando lo que ha aprendido en nuestras charlas, siento que estamos dando pasos importantes hacia un mundo más seguro.
A NNA, mi consejo es que siempre escuchen su intuición y nunca tengan miedo de hablar cuando algo les incomode o les haga sentir inseguridad.
Es importante aprender sobre los límites del cuerpo y recordar que nadie tiene el derecho de cruzarlos sin permiso. Si algo es preocupante, hay que acercarse a una persona adulta de confianza, como un maestro, los papás o un familiar cercano. Hablar de lo que pasa es una manera de protegernos y encontrar ayuda. Siempre hay personas dispuestas a escuchar y apoyar.

Sí, a veces el mundo puede ser hostil, y es duro aceptar que existe la violencia sexual, pero también he aprendido que hay muchísima gente buena que está dispuesta a escuchar, apoyar y acompañar en todo momento. Y lo más importante, hay NNA que, con la información correcta, pueden marcar la diferencia y construir un entorno más seguro.
La Educación Sexual Integral no solo es importante, sino imprescindible para que los niños, niñas y adolescentes puedan crecer con las herramientas necesarias para protegerse y tomar decisiones informadas.
La prevención de la violencia sexual comienza cuando entendemos que el conocimiento empodera a los menores, les da la capacidad de reconocer y respetar sus propios límites y los de los demás. Hablar abiertamente de estos temas no debe ser un tabú; al contrario, es una manera de construir entornos más seguros y proteger a quienes son más vulnerables. La ESI no solo informa, también brinda confianza y fortalece la capacidad de los niños, niñas y adolescentes para cuidar de sí y pedir ayuda cuando la necesiten.
-Arturo Loranca
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