Es muy probable que hayas escuchado que el himen se “rompe” en la primera relación sexual penetrativa y que es extremadamente doloroso. Puede que también hayas escuchado que se espera que haya sangre en la sábana después de la primera relación penetrativa, si no lo hay, “la persona ya había tenido relaciones sexuales previamente”.
Con esa descripción se imagina que la vagina tiene un sello de seguridad;
“si este sello está rasgado, no consumas el producto”.
Atado a esta idea del himen, se fomenta la creencia popular de la virginidad, en donde el sello dice, “si este sello está rasgado, ya no es virgen”. Por más que las series, películas, libros y la cultura nos quieran asegurar que los genitales femeninos funcionan de esta manera, es MENTIRA.
Entonces, ¿qué es el himen?
Como se puede ver en la imagen, el himen NO es un sello, es una membrana en la apertura de la vagina que puede tener varias formas.

Además de tener una o varias aperturas, es elástica, muy parecida a un moñito de esos que se usan para el cabello.
Esto significa que, aunque parezca muy pequeña para que quepa más que un dedo o tampón, con la excitación, el himen se estira lo suficiente para que haya una penetración y vuelve a su tamaño regular después de la relación sexual penetrativa o masturbación.
Esto significa que es imposible revisar el himen para saber si la persona “es virgen”. Incluso hay personas que nacen sin uno.
El himen de una persona que nunca ha tenido relaciones sexuales penetrativas puede ser igual al de una persona que las ha tenido varias veces… Entonces, ¿por qué nos preocupamos?
¿Qué pasa si el himen no tiene apertura?
La vagina es un órgano que produce y/o ayuda a expulsar distintos fluidos, dentro de estos, los fluidos menstruales y los flujos, también llamados flujos vaginales. Si está sellada estos fluidos no tienen cómo salir y el cuerpo no las reabsorbe, esto significa que el abdomen se hinchará, ya que estos fluidos no tienen cómo salir. En estos casos, es necesario una intervención quirúrgica en donde se hace una incisión en el himen para que el cuerpo pueda expulsar estos fluidos de manera natural.

A estas alturas quizá pienses, “pero yo sí sangré y hasta me dolió”. Como se puede observar en la imagen, algunas personas tienen aperturas en el himen más pequeñas. Si son muy pequeñas, no tienen tiempo de estirarse, o hay falta de lubricación, puede haber sangrado y puede doler. Sin embargo, no es un sangrado exagerado y el dolor no debe ser insoportable.
Además, es fácil prevenir esto, usando lubricante, asegurando excitación y con paciencia. Recuerda, las relaciones sexuales no deben ser dolorosas, sino placenteras. En otros casos puede haber sangrado en la pared de la vagina si hay falta de lubricación, pues el roce seco lastima e irrita. Si tienes miedo de que tu primera relación duela, compra lubricante a base de agua, estos son seguros para usar con los condones, se consiguen fácil en las droguerías y no son costosos.
“Prueba” de virginidad
Puede que hayas escuchado acerca de una prueba ginecológica que da a saber si una persona es “virgen” o no, revisando si el himen está roto. Con base en lo que acabas de ver, puedes pensar,
“¿¡qué!? pero si todos los hímenes deben tener rotos”.
Esta “prueba” se utiliza para controlar a las personas con vagina, ya sean por sus familias, cuidadores o parejas. Cuando alguien somete a otra persona a esta “prueba”, le está dando a entender, entre otras cosas, que su cuerpo no es suyo y no tiene control sobre él.
Hoy en día, estas pruebas son consideradas una forma de agresión sexual, y ningún profesional de medicina debe llevar a cabo esta “prueba” que además de ser inútil porque no hay forma de conocer el historial sexual a partir del himen, puede ser dolorosa y traumática. De la misma manera, no hay un examen de sangre que dé a conocer si una persona ha tenido relaciones sexuales penetrativas o no.
¿Qué es la virginidad?

Como te puedes imaginar ya, la virginidad no es algo físico, no es algo que puedes ver. Las relaciones sexuales, penetrativas o no, no cambian los cuerpos, no hay un antes y después visible. Simplemente es un constructo social, una idea cultural, utilizada para controlar, juzgar y humillar a las personas que han o no han tenido relaciones sexuales.
Es tiempo de cambiar esta concepción de virginidad como algo que se debe o no “perder”, por una o varias primeras veces, donde se adquieren experiencias nuevas. Si te interesa saber más del tema, puedes darle una revisada a nuestro Fanzine, “¿Mi primera vez? O ¿Mis primeras veces?”.
La “himenoplastia”
Dada la información incorrecta y las mentiras que se siguen propagando acerca del himen, se ha creado cirugías innecesarias y dolorosas para “restaurar” el himen. Esta “restauración” consiste en cambiar la forma natural del himen para que sea lo más pequeño posible. Algunos profesionales inclusive intentan recrear el himen con un material biológico que se puede desgarrar y sangrar.
También pueden cortar las paredes de la vagina para que estas se unan. ¡Que dolor! Por supuesto estos procedimientos tienen varios riesgos como inflamación, infección, hemorragia, daño en la vejiga y el recto.
Con estas cirugías se busca que la persona sea “virgen” de nuevo y pueda tener una experiencia de dolor y sangrado en su próxima relación sexual penetrativa. No tiene mucho sentido, ¿verdad?
Cuéntele a todo el mundo
Ya sabiendo esta información, cuéntales a tus amistades, a tus parejas, socialízalo con tu familia, grítalo por las calles. Es importante que tengamos información correcta acerca de nuestros cuerpos y de los cuerpos con los cuales compartimos, especialmente si las mentiras pueden causar daños físicos y psicológicos, como sentirnos menos, que nos rechacen o que nos abusen. Es hora de eliminar mitos e imaginarios sobre la virginidad, que siguen cobrando vidas de las mujeres.
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